viernes, 6 de marzo de 2020
Un Pacífico, pacífico
Un Pacífico, pacífico
Carlos y Felipe son dos tipos que viven en diferentes ambientes, uno vive rodeado de
naturaleza, árboles, lago y vida, vive en el Pacífico, el otro vive en un sitio muy
parecido, pero más reducido. Ninguno se imagina lo que va a pasar días siguientes.
Carlos que vive rodeado de vida, estaba pasando su día mirando y contemplando el
lago, con amigos, familia y conocidos. De repente, el cielo se nubla, sombras
empiezan a invadir el lugar, voltea a mirar y sus amigos y familia están corriendo,
desapareciendo entre los árboles, él, solo siente su instinto de salir a correr, pero en
un momento no puede creer lo que está pasando ¡está levitando!, volando o siendo
abducido, no lo sabía, pero se sentía diferente, estaba viendo el paisaje como nunca
lo había podido ver, hasta que se apagó la luz y solo quedó oscuridad.
Mientras Felipe, en un espacio más reducido pero cómodo, disfruta del día con sus
amigos. Él está ansioso pues el día del viaje había llegado, alista sus cosas y en
compañía de su mejor amigo Iván, cogen camino hacia el aeropuerto.
Carlos ha pasado días oscuros, no sabe dónde está, y solo cuando se abre un rayito
de luz es cuando recibe algún tipo de comida, se siente oprimido, su respiración se
está afectando y en medio de la oscuridad no sabe si está pisando cadáveres o
alimento.
Felipe sigue encantado, la gente de lo aerolínea es muy cordial con él y le ofrece
todas las comodidades, hasta tiene alguien pendiente de él 24 horas y eso que el
viaje tan solo dura 5.
Carlos no sabe qué está pasando con él, de pronto volvió a sentir la sensación de
volar, sentía vacíos y turbulencia, solo tenía en la cabeza que estaba muy lejos de
casa.
Por fin aterrizaron, Felipe estaba contento, se despidió de sus amigos en el avión y
emprendió su camino hacia su nuevo hogar.
Para Carlos fue su peor noche, no pudo dormir y los huesos y los músculos le dolían,
pero por fin habían llegado o eso creía, el lugar donde iban empezó a dar vueltas y
vueltas, volaban y caían, hasta que todo quedó en silenció y sin más, se abrió el cielo,
y en la oscuridad, unas manos gigantes con unos guantes de látex empezaron a
escarbar, él tratando de no cogerse se escondía más y más, hasta que lo atraparon,
una mujer lo tomó en sus manos y lo pasó a un espacio más libre.
Felipe ya había hecho amigos en Nueva York, salía regularmente a jugar y tomar el
sol, hasta que una noticia lo dejó impactado, mientras veía hacia el televisor, se dio
cuenta que alguien igualito a él estaba en la pantalla, no lo podía creer, se miró al
espejo y creyó que era él, los mismo rasgos y colores.
Carlos, empezó a pasar de mano en mano, no sabía a donde ir, hasta que después
de días y noches grises, llegó en medio de la lluvia a una casa en Nueva York, entró y
sintió el calor que tanto extrañaba, todo era confuso hasta que al fondo de la
habitación, vio su hogar, era idéntico a su hábitat, los recuerdos de amigos, familia y
conocidos llegaron en un flashback profundo, entró en el terrario, reconoció todo lo
que era, saltó y saltó de felicidad pero de pronto, cayó encima de Carlos, al verse
quedaron petrificados, eran exactamente iguales, sin más y como si se conocieron de
toda la vida, se abrazaron.
Carlos y Felipe son la mejor muestra de amistad entre ranas, ahora disfrutan de una
ciudad en compañía, y bajo los mejores cuidados.
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