jueves, 5 de marzo de 2020
En un bar de Bogotá
En un bar de Bogotá
Llegó el viernes que todos estaban esperando, unos para juntarse y celebrar, y otros
para tener un encuentro más íntimo con su almohada. Yo soy de los que se junta a
celebrar, como dice el viejo proverbio capitalino: "la vida es para vivirla y la plata para
gastarla".
Empezamos a caminar por las calles de fiesta que existen en la ciudad, había todo
tipo de bares y para toda clase de gente. Buenos, feos, caros, lujosos, medio, bajo,
alto y hasta tienda. Ante la sospecha intermitente nos vamos hacia uno y ahí estás tú,
con esos ojos infinitos, con esa mirada prohibida que parece de contrabando; estabas
tú en un bar de Bogotá esperando a ser atrapada entre el ruido de la ciudad.
Bailábamos en la pista como si lo hubiéramos hecho mil veces, todo lo que se
cruzaba lo reventábamos a paso. No podía creer que la noche se fuera yendo
mientras danzaba contigo, mientras miles de copas y humo pasaban a nuestro
alrededor; yo estaba ahí, junto a ti, enceguecido con tu mirada, dejando el cansancio
de viernes después de trabajar durante toda una semana.
Me bastaron dos horas para encontrar todo el amor de la vida, pero tú no estabas ahí.
Yo no era tu eterno si no tu fugaz.
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