Siempre nos han dicho distancia aquí, distancia allá. Cuando éramos pequeños, debes estar a un brazo de tu compañero, pero nunca hacíamos caso, hasta que nos pedían distancia en la cancha.
El juez imponente cuadraba la barrera, 11 pasos como en el punto del penal, tapábamos lo más importante, la pasión y los huevos.
Cuando el portero quería irse a la fija a tapar el gol, también se adelantaba, pero como ahora, era castigado por robarse distancia.
Es que la distancia nos ha tocado siempre, ver a nuestros ídolos desde lejos, aunque hay unos que no les importa y cumplen su sueño de toda la vida así les toque estar dos días en una estación. Ha sido tanta la distancia, que les gritamos estando a miles de kilómetros, cuando la pantalla es nuestro único portal a ese momento cumbre de nuestro equipo.
La distancia ha estado siempre, toda nuestra vida, respétela.
Quédate en casa.